sábado, 17 de enero de 2009

¿Crisis?... ¡mis huevos!

Pues sí, resulta que desde el pasado 15 de enero soy desempleado.

Ahora si podré dormir a la hora que se me dé la gana, beber entre semana, ver a Mr. T preparar platillos suculentos con el Flavor Wave turbo, mandar mensajitos respondiendo las preguntas más pendejas jamás formuladas para ganarme $6,000 en los programas esos de TV azteca y televisa y muchas cosas más que un empleado no puede hacer, o que sí puede hacer so pena de llegar al día siguiente a la oficina con una cara de pendejodesvelado.

Esa es la parte bonita de ser desempleado, la parte fea es que dejan de pagarte ¬¬.

Pero bueno, ese no es el big deal, ¿por qué? pues porque para hacer un viaje a otro país, otra cultura, otro clima, otras costumbres no se necesita dinero, se necesita una cosa muy importante y poco valorada, se necesita:


Ser un pendejo.


Digo, ¿a quién en sus 5 sentidos le pasaría por la cabeza irse a una ciudad donde solo conoce a un músico dieciochoañero amante de la historia inglesa, las matemáticas y la economía (ojo, mas no del dinero), con la irrisoria cantidad de $2,600 $2,000 MXN?

Sí, adivinaron.
A mí.

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