Ahora si podré dormir a la hora que se me dé la gana, beber entre semana, ver a Mr. T preparar platillos suculentos con el Flavor Wave turbo, mandar mensajitos respondiendo las preguntas más pendejas jamás formuladas para ganarme $6,000 en los programas esos de TV azteca y televisa y muchas cosas más que un empleado no puede hacer, o que sí puede hacer so pena de llegar al día siguiente a la oficina con una cara de pendejodesvelado.
Esa es la parte bonita de ser desempleado, la parte fea es que dejan de pagarte ¬¬.
Pero bueno, ese no es el big deal, ¿por qué? pues porque para hacer un viaje a otro país, otra cultura, otro clima, otras costumbres no se necesita dinero, se necesita una cosa muy importante y poco valorada, se necesita:
Ser un pendejo.
Digo, ¿a quién en sus 5 sentidos le pasaría por la cabeza irse a una ciudad donde solo conoce a un músico dieciochoañero amante de la historia inglesa, las matemáticas y la economía (ojo, mas no del dinero), con la irrisoria cantidad de
Sí, adivinaron.
A mí.